Algunas tardes de paintball y un amigo con ganas suficientes para enterarse cómo, con quién y donde, que ejerce como avanzadilla. Así fueron mis primeros pasos en el airsoft. Hace poco más de un año, pandemia de por medio, que comencé a desarrollar esta afición. Por eso quiero aprovechar la invitación de este blog para comentaros de vez en cuando mis sensaciones como novato o ‘rookie’.
La primera vez evidentemente llegas nervioso porque, salvo a tu amigo, no conoces a nadie. Es una partida organizada por una de las Asociaciones de la Federación Asturiana y ellos te prestan una réplica que alquilas para esa partida. No es el que airsoft sea una afición clandestina, pero evidentemente tampoco puedes ir con tu ALD (arma lúdico deportiva) por la calle. Por eso la primera vez que tienes una buena réplica en tus manos es algo increíble, el primer paso para entender que en este hobby, casi todo es cuestión de sensaciones. Pero en mi caso he de reconocer que lo primero que me sorprendió fue la buena organización, la sensación de tranquilidad que te proporciona: Para jugar, mascara de protección (boca y nariz) y gafas, bolas biodegradables, medida obligatoria de la potencia de las réplicas, pago para el seguro, y comprobación que todas las ALD con las que se va a jugar tienen su respectiva licencia administrativa. Luego, ya entran las normas de cada campo de juego en concreto.
En la primera partida… lógicamente como un pulpo en un garaje, hasta que pegas el primer bolazo (aunque previamente ya hayas recibido tú unos cuantos), eso supone una liberación increíble y un chute de adrenalina irrepetible. Te sorprende como la gente asume las reglas del juego y no se generan malos rollos, porque al fin y al cabo, depende de cada uno reconocer cuando has recibido un impacto que te elimina. Todo el mundo va a divertirse y no a costa de los demás. Tras cada juego, es habitual buscar al rival que te ha sorprendido para felicitarle, e incluso para pedirle disculpas a ese compañero, que en el fragor de la batalla, se llevó un recuerdo de fuego amigo. Evidentemente hay gente muy buena, y con unas réplicas cojonudas, pero hasta el más novato puede hacer una buena emboscada, ser muy sigiloso, o directamente tener buena puntería, es imposible no divertirse. Estar en buena forma también ayuda; corres, saltas, esprintas, te arrastras… y con cascos, máscaras… se genera calor, mucho calor.
Y después de la partida, quedarse a comer, a veces de restaurante, otras de bocadillo. Pero es fundamental para conocer a la gente con la que te has fajado durante toda la jornada. Socializar es otra de las partes fundamentales que me he encontrado, y para un novato, es el momento para escuchar a los veteranos, preguntar, pedir consejo, probar las réplicas de los compañeros…
Después de mi primera partida tuve claro que vendría una segunda, y que para entonces ya llevaría una réplica propia. Y así fue. Muchos de los consejos que se me dieron los vais a ir encontrando en este blog, seguro que los novatos como yo los van a apreciar y a los veteranos les servirá también como referencia cuando les pregunten eso de… ¿Y para jugar a eso qué se necesita?